no
se perdieron Cuba, Puelto Lico, las
Filipinas; nunca
fuimos gongorrinos; no
peleamos ninguna guerra y
todas nuestras hambres eran figuradas: llegamos
tarde para el tuist el
guateque la
música yeyé y la fiebre de
sábado noche, y
la movida nos pilló muy quietecitos: somos
una generación amorfa, sin
letra mayúscula a su nombre ni ninguna particularidad, detenida
entre el colacao y el nesqüí, entre
el PREU y el COU, entre
la maquineta de pinbol y los marcianitos, entre
Ornella Mutti y Werner Herzog, entre
Gigliola Cinquetti y los Jú